lunes, 4 de mayo de 2015

ESCRITOS DE RAFAL FELIPE MUÑOZ

En primer lugar, es un libro des-catalogado en España y en muchos otros países.

Ambientada, como todos los escritos de Rafael Felipe Muñoz, en la revolución mexicana, la historia cuenta la andadura de un joven que tras ser abandonado por su padre inicia el periplo por la revolución mexicana, uniéndose al mismo bando que saquea su casa al quedarse solo: las tropas orozquistas o ” colorados “. Pero no crea el lector que hace falta estar instruído en los pormenores de la revolución mexicana para poder disfrutar de este libro; como todos las historias que se centran en un episodio concreto de la historia de un país, en unas fechas determinadas, el tiempo se dilata al ritmo que se hace evidente la atemporaneidad de los sentimientos humanos. Porque esa gente que luchaba en la revolución mexicana era la misma especie humana que milenios atrás había luchado en las guerras médicas y en las púnicas, que siglos atrás había luchado en tantas guerras civiles, y que en el siglo venidero, hasta llegar al día de hoy, sigue guerreando aunque más solapadamente en tantos conflictos abiertos. Es por eso que para apreciar esta lectura, enmarcada en la revolución mexicana, no hace falta sino una curiosidad profunda hacia el ser humano y un amor hacia la literatura de calidad.
Rafael F. Muñoz nos ofrece en este libro una prosa concisa y austera en retórica de balde, haciendo gala de un estilo periodístico ( era su profesión ) pero sin dejar de escribir una novela y no un artículo descriptivo. El libro tiene episodios de verdadera prosa poética, de descripciones bellas de la guerra cruda, de ironía y de comprensión, donde se deja entrever lo absurdo y lo grandioso sin caer en la parcialidad, a pesar de que su autor nunca negó su simpatía hacia el revolucionario Pancho Villa. Pero ni en este libro, ni en su novela Vámonos con Pancho Villa ni en sus relatos ( magníficos, por cierto, léase Oro, caballo y hombre, La cuerda del general, El feroz cabecilla, etc. ) quiso hacer propaganda ni mostrar su adhesión. No tiene reparos a la hora de retratar la crudeza ni las atrocidades de todos los bandos, como no oculta los destellos de heroísmo y humanidad personales.
 ¿ Pero cómo un español, concretamente de Mallorca, llega hasta un libro como Se llevaron el cañón para Bachimba ? Buscando. Habiéndose cansado del catálogo oficial de libros, de los autores de renombre como estrellas de rock, y habiéndose desengañado del axioma que mantiene que un autor poco conocido es un autor de poca calidad. Siguiendo esta lógica, dejándome dirigir por la trompeta de la fama, nunca hubieran llegado a mis manos libros como Pedro Páramo, Los ríos profundos, Sertón, Veredas y tantos otros como el libro que hoy reseño. Precisamente, llegué a él gracias al autor de Pedro Páramo, Juan Rulfo, el cual no dejaba de elogiar esta obra tanto en público como en privado siempre que tenía ocasión.
“No estamos peleando por venganza, Alvarito. La Revolución es algo más, algo tan grande, que nos exhibe a los hombres en toda nuestra insignificancia: es la inconformidad del pueblo con su miseria. Cuatrocientos años trabajando para recibir en pago el hambre que lo enerva, que lo debilita, que lo agota. El hambre, una punta de hierro hundida en el vientre. Las generaciones nacen y mueren con hambre,sin haberse sentido hartas nunca. Hasta que se arrancan del vientre aquel hierro,que en sus manos se convierte en arma para luchar contra su enemigo. Eso es la Revolución.
—¿El presidente Madero no es revolucionario?
—Sí, lo es, y nosotros, sus contrarios, lo somos también. Pero queremos llegar al mismo lugar por caminos distintos. Madero, Orozco. Nombres nada más. Nosotros no debemos personificar las ideas, porque el pueblo se aleja más fácilmente de los hombres que de las tendencias. No es preciso que sea Orozco el que triunfe sobre Madero, ni Madero el que se imponga sobre Orozco; es preciso que sea el pueblo el que triunfe, a pesar de la ceguera de sangre, de los odios… y a pesar de los hombres.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario