domingo, 17 de abril de 2016

PANAMA


POR MOISES NAIM
17 de Abril del 2016
Se le aguó la fiesta a Panamá. En vez de estar celebrando la ampliación de su icónico canal, el pequeño país centroamericano ha consolidado su imagen como el lugar que utilizan los poderosos del mundo para esconder dinero. Alguien entregó a los medios de comunicación la información secreta de miles de empresas basadas en Panamá que servían para mantener el anonimato de sus propietarios. Su publicación seguramente tendrá un impacto igual o mayor al que tuvieron los Wikileaks o las filtraciones de Edward Snowden.
Pero hay otra interesante historia panameña que nada tiene que ver con lo que se ha dado en llamar Panamá Papers. Tiene que ver, en cambio, con comercio internacional, dictaduras, Internet, calentamiento global y... China.
Comienza con la decisión de Panamá, en 2006, de duplicar la capacidad del canal que le ahorra 12.700 kilómetros de navegación a los barcos que transitan entre Asia y Europa. En vista del aumento del comercio mundial, que ha triplicado su volumen desde los años cincuenta, las autoridades panameñas pensaron que era una buena idea ampliar el canal para que más barcos y más mercancía pasaran por él y aumentar así los ingresos del país. Esta suposición parecía muy segura cuando el comercio internacional crecía cada año al doble de la tasa a la que se expandía la economía mundial. Pero ahora se ha desacelerado: 2015 fue el quinto año seguido en que el crecimiento del comercio internacional cayó por debajo de su promedio histórico, una tendencia que no se había visto desde la década de los setenta y que continuará este año. En 2007, los flujos internacionales de fondos, bienes y servicios llegaron a ser el 53% de la economía global. En el 2014 cayeron al 39%.
¿Es esta desaceleración de las exportaciones e importaciones entre países simplemente una mala racha transitoria? En parte sí. Pero, según el Fondo Monetario Internacional, el menor dinamismo del comercio entre países también se debe a causas más estructurales y permanentes. Si bien hay varias razones para este declive, dos muy importantes son China e Internet.
El gigante asiático —además de crecer menos— está intentando pasar de una economía basada en las exportaciones y la manufactura a una donde el consumo interno y los servicios tengan más peso. Adicionalmente, las fábricas chinas están ahora produciendo más productos intermedios que antes importaban. Ambas cosas reducen el comercio internacional de China. Pero hay más. Mientras el comercio de productos se desacelera, el flujo internacional de información digital está en pleno auge: se ha duplicado tan solo entre 2013 y 2015. La consultora McKinsey estima que, en 2016, los individuos y las organizaciones mandarán 20 veces más datos a otro país que en 2008. Una de las innovaciones que tiene enormes consecuencias sobre el comercio mundial es la tecnología de impresión en tres dimensiones. Hoy se pueden mandar por correo electrónico instrucciones para que una impresora en cualquier parte del mundo manufacture, por ejemplo, una pieza de avión. General Electric calcula que, para el año 2020, enviará 100.000 partes alrededor del mundo a través de Internet y no de barcos.
El canal de Panamá no solo enfrenta una menor demanda potencial de sus servicios, sino también más competencia
Pero el canal de Panamá no solo enfrenta una menor demanda potencial de sus servicios, sino también más competencia. Wang Jing, un empresario chino, anunció en 2013 que construiría un canal alternativo a través de Nicaragua. Esta obra requeriría el mayor movimiento de tierra de la historia del planeta e implica enormes riesgos para el medio ambiente. Su financiamiento era y sigue siendo misterioso y su viabilidad, dudosa. Pero la limitada democracia que hay en Nicaragua permite al presidente Daniel Ortega ir adelante y dar su entusiasta apoyo a Wang, un empresario tan opaco como el proyecto que promueve.
Obviamente, de construirse, el canal nicaragüense le quitaría mercado y rentabilidad al panameño. Pero pocos creen que llegue a ser una realidad.
Lo que sí es una nueva e indetenible realidad es el calentamiento global que está derritiendo el Ártico y permitiendo que los barcos de carga naveguen a través de lo que solía ser una barrera de hielo infranqueable. El uso de esta ruta del norte es aún poco frecuente, pero de seguir la actual tasa de deshielo, en el futuro un barco de carga podrá ahorrarse por esta vía dos semanas de navegación para ir de Shanghái a Hamburgo. O el costo de pagarle a Panamá por usar su canal.
Es así como el pequeño istmo centroamericano se ha vuelto un interesante laboratorio donde se pueden observar los efectos de las grandes tendencias globales que moldean el mundo de hoy —de la corrupción en China al cambio climático o Internet—.
Y allí también se confirma, una vez más, el mensaje central de Pedro Navaja, el protagonista de la canción del salsero panameño Ruben Blades: “La vida te da sorpresas”.

lunes, 4 de abril de 2016

UN PAIS DESMORONADO





Ante el desmoronamiento 

Por Boris Muñoz | 28 de marzo


¿Tiene el fin un principio? Aunque lo parezca, esta pregunta no es una invitación a filosofar ni busca llevar a un lector a una fàbula al terreno movedizo de la especulación. Es la expresión de una duda, la piedra angular de una incertidumbre. 

Y la duda nace de una constatación que permite entrar en materia: al cumplirse tres años de la muerte de Hugo Chávez, auto-elegido tótem de la revolución bolivariana, el proyecto chavista se ha convertido en el tobogán de un imparable descenso social, un canal rápido, sin arbitraje, hacia la anomia destructiva y el caos, la caída en un abismo caracterizado por episodios de la más estricta enciclopedia del horror y crueldad.

¿Es acaso una ironía cruel del destino que en el tercer aniversario de la muerte de Chàvez el país se vea sacudido por linchamientos en serie, presos políticos, masacres, sangrientos enfrentamientos entre bandas criminales, devaluaciones monetarias, represión y nuevas sentencias arbitrarias contra la libertad de prensa? Tal vez no es una ironía sino lo opuesto: la consecuencia lógica de una ingobernabilidad terminal, producto de 17 años de políticas contraproducentes de vanidoso caudillismos populistas, que han sumergido en el país a niveles indescriptibles de corrupción, desafuero e impunidad y arrastrado a su economía (con ella el de las mayorías) a la bancarrota. 

Venezuela se ha convertido en un circo macabro –el adjetivo es descriptivo, no celebratorio– cuyo aterrado público, alguna vez sujeto del afecto efímero del caudillo, reacciona ahora con el rencor desatado, la rabia pura, sin sarcasmo ni humor. Lo dijo con quieta sabiduría Anton Chéjov en uno de sus cuentos: la desgracia vuelve enemigos a los seres humanos incluso cuando deberían estar ligados por un dolor análogo y los lleva a cometer muchas más atrocidades e injusticias que entre gentes satisfechas. 

De ahí la justificación, sino filosófica al menos histórica, de la pregunta: ¿tiene el fin un principio?Antes de saltar a una conclusión,con una crisis humanitaria en desarrollo, cuesta trabajo pensar en Venezuela sin ser fatalistas. 

Ver lo que pasa pone a cualquiera, literalmente, enfermo. Aunque sea un espectáculo denigrante para quien mira y es mirado, es importante ver el momento apocalíptico con los ojos bien abiertos. Por ejemplo, los linchamientos que han empezado a ocurrir en las ciudades asediadas por el crimen son la expresión de una sociedad que ya no confía su seguridad a la policía ni la administración de la justicia ni a los tribunales.Las sangrientas viñetas se repiten con rutinaria frecuencia. En una estación del metro una multitud furiosa captura a un ladrón que acaba de robar. Lo golpea hasta dejarlo medio muerto. Cuando un policía lo rescata, la turba pide sangre y muerte. El impotente agente sólo se atreve a decirles: “¡Y por qué no lo mataron antes de que llegara la policía!”. 

En los Frailes de Catia, en el oeste de la ciudad, los vecinos linchan y prenden fuego a un hombre joven que atracaba una camioneta de pasajeros. El hombre, con la cabeza y parte del torso en llamas, brinca en el asfalto, gime como un animal agonizante, se sienta y trata de sacudirse el fuego de la ropa, pero ya no puede hacer nada. A su lado pasan motos, carros, peatones. Todos indiferentes. El hombre convulsiona, pierde un zapato. Nadie lo socorre. Cuando finalmente se desploma, una voz en off, quizás quien ha grabado el espeluznante video, sentencia: “Para que siga robando, pues”. Y el público, al otro lado de la imagen, escucha con la resignación de quien oye un razonamiento sin piedades hipócritas.

En la entrada de las urbanizaciones de Caracas se leen advertencias como estan los:VECINOS ORGANIZADOS,Ratero si te agarramos no vas a ir a la comisaría ¡¡Te Vamos a Linchar!

!O los vestigios de la masacre de más al menos 17 de mineros en Tumeremo, en el Estado Bolívar, a unos 700 kilómetros al sur de Caracas, en la que se presume, aún sin probarse, la sociedad de funcionarios de policía, agentes de inteligencia y criminales comunes. 

El diputado Americo De Grazia, quien destapó la masacre, denunció posteriormente que había sido amenazado de muerte. Los medios oficiales que hoy dominan la información en Venezuela en el mejor de los casos son perezosos en reaccionar. A las primeras de cambio, Últimas Noticias y El Universal, dos de los principales diarios de circulación nacional, hoy controlados por el gobierno, sólo dedicaron un espacio marginal al caso, sin mencionar ni de pasada que el gobernador de Bolívar, estado donde ocurrió la matanza, negó de manera tajante los hechos refiriéndose a una “masacre virtual”.

Estas viñetas parecieran obvias a la luz de una realidad donde lo extraordinario y lo vil se asimilan y normalizan, unas veces por la desidia que causa la impotencia individual y otras veces por la palabra autoritaria de los poderosos.Hace 25 ó 20 años el país era diferente. 

Un linchamiento llamaba la atención y ocupaba las páginas de los principales diarios y la nota roja de los noticieros de televisión. La violencia callejera que apenas comenzaba encendía el escándalo en los medios. De hecho, en 1992, la telenovela “Por estas calles” editorializaba en primer time la así llamada “descomposición del país”. Uno de sus protagonistas del melodrama, el soñador juez Álvaro Infante, rompía la cuarta pared que separa la ficción de la realidad, para hablar directamente a la cámara –como el Frank Underwood de House of Cards–, llamando a la población a “darle la vuelta a esta realidad”, como si fuera una tortilla. 

Hoy pocos se sorprenden por un linchamiento. Los linchamientos son sólo uno de los daños colaterales de la epidemia de violencia que hace de Venezuela uno de los países con más homicidios per capita en el mundo. Para dar una idea de lo que esto significa. En 2015 se cometieron en Venezuela más de 27 mil asesinatos, alcanzando la tasa récord de 90 homicidios por cada 100 mil habitantes que mantenía Honduras. Si se multiplica el número de muertes por el número de las familias de cada uno de los asesinados, se tendrá una ventana hacia una de las más grandes tragedias latinoamericanas del presente siglo.

En este contexto de extrema violencia, no extraña que los relativamente escasos linchamientos sean aceptados o incluso celebrados. En cuanto a “Por estas calles”, los videos con el llamado del juez Infante circulan hoy profusamente por las redes sociales: “Por estas calles” se ha convertido en un recuerdo del porvenir. Pero antes de que sus creadores se dieran cuenta, la telenovela era ya el souvenir de una realidad monstruosa. Sin siquiera reparar que ellos mismos eran vectores de los males que denunciaban, los dueños de los grandes medios –en aquel entonces los dueños del circo– explotaban económicamente el desmoronamiento del sistema político empeorando notoriamente la situación. No se detuvieron ahí. 

Al mismo tiempo, empujaron la salida del presidente Carlos Andrés Pérez y luego promovieron la llegada al poder de un caudillo militar llamado Hugo Chávez.La muerte de Chávez ha mostrado de manera sustancial una realidad que el control casi total del aparato institucional y la hegemonía mediática ya no pueden ocultar. En ausencia del líder carismático, el maquillaje ideológico ha perdido su efecto dejando al desnudo la profunda escasez moral, institucional y económica que sufren los venezolanos.Uso el término escasez en el sentido que lo hace la economía conductual, es decir, como las variadas insuficiencias que limitan la inteligencia y la conducta de la gente. 

No hay duda de que en estos años la escasez nos ha cobrado a los venezolanos un alto impuesto al ancho de banda (bandwidth tax), a la inteligencia necesaria para reaccionar individualmente y como sociedad ante el desmoronamiento. Pero es necesario reconocer que quienes parecen indiferentes ante la tragedia no son sólo testigos insensibles sino también víctimas preocupadas y, por regla general, impotentes. 

La sobrevivencia lleva al egoísmo personal, familiar y de clase. Cualquier esfuerzo de pensar más allá de esas líneas es saboteado por una realidad descomunal y amenazante: desabastecimiento, inflación, inseguridad, ingobernabilidad, virtual imposibilidad de avanzar en la escalera social y mantener una vida decente. La escasez sistemática reduce la capacidad de planear y visualizar a largo plazo nuestra vida en sociedad. Así nos distrae del bien común arruinando cualquier dedicación socialmente constructiva.

Los enormes déficits que hoy padece la sociedad venezolana en aspectos tan variados como la justicia, la alimentación y la salud se yuxtaponen unos con otros hasta generar efectos significativos en un amplio rango de conductas como la solidaridad, la paciencia y la compasión, comúnmente comprendidas en la noción de humanidad. 

El policía coincide con quienes piden sangre y muerte. El testigo de un linchamiento se conforma con extraer la mínima moral de la atrocidad de la que es cómplice. Los vecinos, convertidos en vigilantes, advierten que como la ley y el orden ya no contienen nada ni son capaces de garantizar ningún derecho, toman la justicia en sus manos. Es evidente que los déficit de lo que venimos hablando llevan a la incuria, que es la expresión primaria de la deshumanización. Pero quienes son perpetradores o cómplices de la violencia que se ha desatado en Venezuela no son sólo individuos indolentes o deshumanizados, sino también gente que lleva mucho tiempo pagando diariamente el precio del desmadre. Son, en definitiva, víctimas de un contexto que los obliga a sacrificar todo aquello que nos puede llevar a la realización individual y social plena y la perfección humana.

Sólo sobrevivirán los decididos a no dejarse cegar.Para responder la primera pregunta sobre si el fin tiene un principio, hay que decir que sí. La muerte de Chávez fue el principio del fin del chavismo como sistema de poder, aunque éste se haya prolongado más allá de él y ahora trate de sujetar el poder con más maniobras ilegales y violentas. 

Pero, ¿tiene sentido preguntarse por el legado de Chávez en un momento en que se está dando la caída del sistema que él creó y del que fue centro absoluto? Parece otra pregunta retórica sin serlo.Venezuela está de nuevo a las puertas de un gran cambio en el que la sociedad se juega su sobrevivencia como nación. A medida que se expande la miseria se hace evidente que la herencia de Chávez combina el populismo y el culto a la personalidad y el poder vertical del hombre fuerte, es decir, el caudillismo. 

Estas dos tradiciones son bien conocidas y sobra analizarlas aquí. Pero hay un rasgo peculiar del chavismo: su naturaleza identificada con el autoritarismo, el pillaje y el abuso de poder, cuya personificación es el malandro.

En la mitología popular tradicional y según el diccionario, el malandro es el pobre de barrio que destaca por su inteligencia, su rapidez verbal y su capacidad para arreglarse la vida dentro de un mundo adverso. El malandro es en definitiva un pícaro. Pero el término también lleva encima la acepción de malevo y delincuente. 

Puede tener algo de Robin Hood, pero también mucho de Juanito Alimaña. De allí que, como dijo el propio Chávez, hayan malandros y “buen-ladròn”. Juanito Alimaña, el pícaro malevo de la canción de Héctor Lavoe, puede delinquir a su antojo. “Si lo meten preso / sale al otro día / porque un primo suyo tá en la policía… 

Jaunito Alimaña, si tiene maña/ es malicia viva/ y siempre se alinea con el que está arriba / y aunque a medio mundo le robó su plata / todos lo comentan / nadie lo delata…”.

En todo caso, los significados pueden variar según las conductas que lo caracterizan en un contexto determinado. Y a tal punto se ha identificado en Venezuela al malandro con el mito popular de un Juanito Alimaña, que mencionar su nombre es evocar un conjunto de prácticas que también han caracterizado al chavismo en sus casi dos décadas en el poder, hasta llegar a definir un talante, una praxis política, una visión del poder y de la vida.

No es, por supuesto, una mera coincidencia que Venezuela sea la cuna de la Corte Malandra, cuyo personaje fundamental es el Malandro Ismael. A Ismael se le montan altares y se le ofrecen rituales en el Cementerio General del Sur, donde los malandros y sicarios le rezan las balas de las armas con que cometerán sus fechorías. Su feligresía ha estado en franco apogeo en las últimas dos décadas. 

En la teología urbana actual, Ismael goza de un culto marginal pero muy amplio, equivalente al que reciben santones populares como José Gregorio Hernández. Y a veces parece incluso alcanzar las cúspides reservadas a un número muy reducido de los apóstoles católicos. Pero su rasgo primordial es ser una figura que parece cortada a la medida de una sociedad que celebra y aplaude al trasgresor de la ley como a un héroe épico. 

De hecho, uno de los productos emblemáticos de la era chavista es su propia especie de malandro: el malandro empoderado –aquel que es protegido de facto por la impunidad, es protegido discursivamente por el poder.El malandro intenta siempre estar por encima del imperio de la ley. El malandro fomenta el feroz desorden porque le permite imponer su propio orden. El malandro gobierna el desorden no a través de leyes iguales para todos, sino usando el chantaje, la intimidación y la complicidad para estar por encima de la ley y de todos. 

Todas estas prácticas son fórmulas de uso de la fuerza. Esto lo prueba el auge de los pranes en la última década.Los pranes exigen la obediencia ciega de sus subalternos e incluso imponen el altruismo a través de la violencia. Tampoco es casual que el presidente Chávez haya gobernado la mayor parte de sus 14 años en el poder intimidando a sus críticos y adversarios y por medio de decretos que lo colocaban por encima de cualquier ley, institución y escrutinio. Y por lo mismo nada tiene de extraño que en 17 años de revolución el Tribunal Supremo de Justicia no haya dictado ni una sola sentencia contra el gobierno. 

La herencia de Chávez es una sociedad con un alto grado de desorden y bajo el dominio del malandraje: un sistema malandro que hoy atraviesa vertical y horizontalmente al Estado e irradia toda la sociedad (el “pranato” fase superior del malandraje, diría un marxista).

Si se toma en cuenta la voluntad de las mayorías expresada en la alta y sostenida participación electoral, los venezolanos todavía creen que el futuro de Venezuela debería ser democrático. Sin embargo, para llegar a serlo, tendrá que ser una democracia obligada a forzar a grandes sectores de la sociedad a aceptar pactos y compromisos que limitan el amplio poder del que hoy gozan. Sólo así se podrá desarticular el sistema malandro consolidado por Chávez, una herencia que, como casi todas las herencias, no es exclusivamente suya y de sus acólitos, sino también de sus adversarios.

Contra la combinaciòn ¿Qué tan relevante es esta conclusión para el futuro inmediato (y de largo plazo) de los venezolanos? 

Es evidente que no hay forma de llevar adelante a una sociedad sin aprender al menos en parte las lecciones que ofrece su historia. Una de esas lecciones de la historia reciente en Venezuela es que el sistema malandro, Estado malandro –o pranato organizado si se prefiere– es estructural y hunde sus raíces en la debilidad institucional del país. 


Con la excepción de un probable Referendum Revocatorio, las salidas negociadas que se buscan actualmente sólo pueden ser efectivas y tener sentido a muy corto plazo para concretar una transición que lleve a un reemplazo del gobierno chavista, despejando la incógnita del “misterioso factor militar” (Colette Capriles). 

Pero cualquier solución verdadera de la cuestión venezolana pasa por aceptar que hemos llegado a donde estamos porque todos toleramos que los arreglos que hacen que la sociedad funcione pasen, en mayor o menor medida, por lo ilegal.No hay mayor excepción en esto. 

La Polonia de la cortina de hierro era –por diseño– una sociedad de cómplices. Cada quien delinquía porque todos debían transgredir la ley para sobrevivir. Si todos participaban, no hay necesidad de torturarse con remordimientos personales. En Polonia se le llamaba a este estado de cosas la kombinacja –la combinación– refiriéndose a las redes de corrupción que se explayaban como un rizoma por toda la sociedad. 

Visto de otra forma, el Estado comunista hacía cómplices a todos sus gobernados porque así los dominaba. Y, en general, los regímenes totalitarios, como Cuba, operan de esa forma. 

Algo análogo ha sucedido en Venezuela donde la renta petrolera ha sido como una gran vendimia en la que todos participan. Se actúa según lo imponen las circunstancias. Y las circunstancias dictan vivir a través del soborno, el chanchullo, la propina y el bachaqueo. 

La omnipresente corrupción es atribuible al orden de las cosas o el feroz desorden. En consecuencia, si el sistema es corrupto todos pueden aspirar a la absolución de la responsabilidad individual, especialmente quienes toman las decisiones: desde burócratas reposeros, comerciantes, banqueros y políticos hasta los delincuentes y criminales que opera la cleptocracia, todos pueden aspirar a la bendición del olvido. 

La amnistía total es el gran sueño de cualquier sociedad de cómplices.El origen de la crisis que atraviesa Venezuela es económico, social y político. Pero para los venezolanos el problema es también moral. Para que confíen de nuevo en que el país es un lugar vivible, los ciudadanos deben asegurarse que en el futuro el poder, la riqueza, las decisiones no sean acaparadas en las manos de pequeños grupos de privilegiados rentistas, llámense chavistas, boliburgueses, pranes, banqueros o élites. Pero esta es una meta de largo plazo que implica hacer primero viable el concepto de ciudadano y ciudadanía.

Esta proposición está abierta a debate. Los economistas y políticos pueden argumentar que plantear el problema de la ciudadanía como primordial no da cuenta del verdadero y monumental desafío de las próximas décadas: la reinstitucionalización de Venezuela, pues éste es el prerrequisito para construir la ciudadanía. Tienen razón. Y es ése el problema que lleva la cuestión moral al terreno político. 

Pese a que algunos programas sociales puedan ser evaluados favorablemente, son contados los avances sociales que el gobierno puede demostrar después de 17 años. 

En general el chavismo ha sido un modelo destructivo, como afirmó Noam Chomsky mediante un análisis esencialmente económico. Pero todo vuelve a lo político, porque nada se puede lograr sin un acuerdo político amplio. Los líderes y activistas deben ver con claridad que la reconstrucción institucional es la mayor tarea pendiente.

Cuando Chávez subió al poder en 1998 y sentenció la muerte de la democracia representativa lo hizo clamando “inventamos o erramos”. Quiso inventar y erró estruendosamente agotando el margen de error. 

Si volvemos al concepto de escasez, que es en este sentido el monto de nuestras variadas carencias, entenderemos que o las instituciones se reconstruyen o Venezuela sencillamente se convierte en un estado paria.Las instituciones surgidas de un obligatoriamente nuevo contrato social deben encargarse de establecer un nuevo orden emanado del imperio de la ley, pero sin vulnerar el estado de derecho. Tomará muchos años eliminar los vicios de la sociedad venezolana, pero es cualquier caso preferible que un nuevo orden de convivencia sea implementado a través de las instituciones emanadas de ese contrato social a que siga reinando la violencia desatada.

Es por eso que el estado de cosas mencionado –el bolivarianismo malandro que es nuestra vernácula kombinacja– es el gran enemigo de cualquier intento de imprimir un rumbo distinto para Venezuela. El liderazgo debe actuar desde ya para romper el círculo vicioso de la corrupción. Este mar de fondo –un verdadero embrollo– debe ser reconocido por la oposición y los sectores democráticos del chavismo –donde los haya– para poder trazar un mapa de ruta creíble no sólo hacia el cambio de régimen sino hacia un transformación económica, política, social, institucional y moral del país. 

Esa transformación debe combinar todos los aspectos anteriores pero, a la vez, ser mayor que la suma de sus partes. Debe convertirse una memoria cultural. Algo que se dice fácil pero es muy difícil de hacer.Para empezar, la infamia –las causas y consecuencias del desmoronamiento– necesita ser recordada de manera constante –y no sólo en un museo– porque la memoria es traidora y los pueblos son débiles ante lo que el historiador Timothy Garton Ash llama la “racionalización retrospectiva”. 

De manera semiconsciente, o a veces total y deliberadamente consciente, la memoria individual y colectiva reprime unos episodios y ensalza otros. La memoria, dice Garton Ash, “reorganiza el pasado en dibujos que cambian sin cesar”.Las advertencias de la racionalización retrospectiva están a la orden del día. Un ejemplo espléndido es Rusia. Ahí, donde las purgas y los gulag sumaron millones de muertos, hoy brotan como hongos los bustos y las imágenes de su mayor perpetrador: el padrecito José Stalin. 

Pendones con sus cara adornan estaciones de policía y escuelas. Se publican libros alabanciosos llamados Cómo Stalin derrotó la corrupción. Alec Luhn, autor de una nota sobre el regreso de Stalín en el New York Times (13-03-2016), explica que los rusos del la actualidad piensan que “la hiperinflación y el colapso económico de los 90 fueron mucho peor que la escasez de la era soviética”. 

La nostalgia es diseñada, programada y financiada por el Kremlin para que los rusos añoren el estatus de potencia mundial que alguna vez tuvieron, pero nadie se acuerde de los millones de víctimas de ese periodo. Resultado: Stalin es hoy el magno símbolo de la grandeza rusa en el siglo XX.

En los próximos años y décadas, Venezuela enfrentará con mucha fuerza la cuestión de su pasado. No es ni de lejos el único país que deba llegar a términos con una historia difícil y cargada de hechos aborrecibles. Basta mirarse en el espejo de nuestro vecino, Colombia. Sin embargo, sin un reconocimiento de los mecanismos mediante los cuales ha operado el sistema malandro, así como de los personajes e hitos que lo han representado, la sociedad seguirá atrapada en la mezcolanza de añoranzas autoritarias, culto a la personalidad y aspiraciones civiles y democráticas inconclusas que han caracterizado a nuestro laberinto histórico.

Cambridge, Massachusetts, el  6-15 de marzo del 2016  

viernes, 1 de abril de 2016

USA y el PETROLEO





The USA. should be less reluctant to use its geopolitical influence expanded after changing a nation increasingly dependent on imports of oil and gas to one about to be a major exporter, said Manhattan Institute Senior Fellow Mark P. Mills.

"There has never been much new oil produces so fast in history," said principal remarks at a conference Mar. 22 Hudson Institute examine the geopolitical implications of the US shale oil and gas revolution. "It's completely shocked global markets. The US went from being a supplicant possibly a greater global influence.

"The issue of energy independence, which had seemed so important, suddenly was back to what's going on," Mills said. "We have an opportunity for geopolitical influence that we have not exercised. Perhaps the next administration will explore the formation of partnerships with our allies to provide more exports of oil and gas".

Mills questioned the idea that oil prices sinking from $ 100 / bbl to $ 30 / bbl in 18 months will have a long term impact on oil production in the United States as projects were canceled and workers were dismissed. Independent producers who figured prominently in the US shale oil and gas production growth have made their operations more efficient and economical, Mills said.

This year, Mills said, is "a definition of" one for many producers "because of their coverage is withdrawn and will have to pay real prices." He noted that the most important "there are billions of dollars in capital in line to invest in companies in difficulty and add them stronger competitors".
He said: "The technology has also made large tracts of oil fields profitable US $ 30 / bbl The reality is that we need to change policies so we can export more oil and gas.".

A number of influences

Other speakers, however, were less confident that the US They could use their relatively new abundance of oil and gas to exert significant diplomatic influence.

"From the industry perspective, there are limits to the use of energy as a political tool," said Edward Chow, who spent 20 years working for Chevron Corp. in the capabilities of US and overseas before becoming a researcher principal at the Center for Strategic and International Studies' energy and National Security Program.

"The shale revolution will not happen overnight," Chow said. "It started with basic research in the 1960s and 70s, when gas prices were low and domestic production was falling. However, its benefits were also stimulated by the growth of non-oil technology and private property Earth ".
Chow said, "Its impact in Europe was evident well before it became an exporter of LNG. The previous imports to our growing domestic production replaced became available for other markets, putting pressure on prices from other suppliers. The last week, the first batch of US export reached GNL-of all places-Brazil ".

Europe and Russia are each trying to diversify the first to get more gas suppliers, and the second for trying to sell more gas to China and East Asia, said another speaker, Hudson Institute Senior Fellow Hannah Thoburn. Lithuania is working to obtain gas from the United States, and Poland, which opened its first LNG terminal is importing from Qatar and the construction of a transmission network through other Baltic states, he said.

But Brenda Shaffer, an associate professor at the Center of Georgetown University Eurasia, Russia and Studies Eastern Europe, warned that some countries in Eastern Europe may be making a mistake to think heavy reliance on LNG and floating storage is a easy way to diversify their gas supplies. Costs are much higher than gas pipeline and could boost demand for coal and alternatives, he said.
"At the end of the day, there is still a gap between LNG and cheaper gas from Russia or elsewhere pipeline," Shaffer said. "There are also significant infrastructure problems. The percentage of gas is not a reasonable measure of security of supply of a country because each has different requirements and limitations."

When Mills suggested that the US have an overwhelming advantage in oilfield service and supply of knowledge, Chow admitted that is relatively permanent because much of the technology can not be transferred abroad. "But it could be adapted," Chow said. "Once success is for the time-no matter where first-pass other countries will realize that they can do well."

Maintaining strategic interests

A position overall supply of oil and gas strong America does not mean that the country should neglect their interests in the Middle East and the Persian Gulf, speakers agreed. "I'm not a big believe in the geopolitics of energy," said Nikos Tsafos, president and chief analyst enalytica, a company strategic energy services. "Middle East producers are better prepared now to withstand a downturn in oil prices. There may be clashes, but it is difficult to quantify its geopolitical effects."
The last time oil prices recovered, most Middle East producers used the windfall to pay the debt before spending money on new projects, Tsafos said. "It is difficult to draw a line between depressed prices and government policies oil," he said.

"It comes down to the circumstances of each country," Tsafos said. "Sometimes a weakened government tries to do something strong to keep its internal political credibility. It would be a mistake to try to take advantage of the abundant gas US sticking to Gazprom. Purely political decisions can create problems in the long term."

the exports of US oil before the oil export ban was repealed "I led our European refineries having lunch '," Chow said. "Once we decided to export crude, these refineries could start receiving it. It is in the US interest to encourage this because it would have almost no effect on exports from US to other foreign markets. There is also a lesson here to take advantage indigenous resources as we did in North America that Europe should take a closer look. "

US production could also recover faster than many experts believe Mills said. "If the price is kept more than $ 40 / bbl for the coming months, we'll see a second revolution begin shale-oil," he said. "We could see a period of several glut of oil and gas, where prices are kept low. It would be not only the largest transfer of wealth in the history of the major oil producing nations and oligarchs to a group of independent producers, but also, potentially the biggest geopolitical shift in decades. "

SE ELIGE EL SECRETARIO GENERAL DE LA ONU




Los candidatos para el cargo diplomático más importante del mundo, el de secretario general de la ONU, competirán abiertamente por primera vez. Quien ocupa actualmente el puesto, Ban Ki-moon, se prepara para dejarlo a finales de este año.
Los contendientes explicarán sus ideales e intenciones delante de los representantes de los 193 países miembros de la organización, en la Asamblea General de la ONU que se celebrará el próximo mes. Muchos de ellos también mantendrán debates públicos sin precedentes en Nueva York y Londres, coorganizados por the Guardian, en los que responderán a preguntas de personas individuales y organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo.
Durante los primeros 70 años de historia de la ONU, las principales potencias mundiales han elegido al secretario general a puerta cerrada en el Consejo de Seguridad y solo después lo han presentado a la Asamblea General para su aprobación. Normalmente la elección ha sido un acto de consenso geopolítico: se optaba por quien se considerase que tenía menos posibilidades de dar problemas.
Desde mediados de abril, los candidatos comparecerán ante la Asamblea General en lo que se está denominando "diálogos informales". Las entrevistas estarán abiertas a la prensa y al público, y los contendientes tendrán que explicar cómo quieren reformar la ONU para que tenga más capacidad de respuesta a los desafíos globales del siglo XXI.
Después de los debates abiertos, será el Consejo de Seguridad el que designe al candidato que luego se someterá a votación de la Asamblea, así que Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y China tendrán capacidad de veto. El nuevo secretario general tendrá por tanto que ganarse la aceptación de las cinco potencias.
Siete personas han hecho pública su candidatura por el momento. La mayoría de ellos son de Europa del Este, en línea con la expectativa que circula de que el próximo secretario general venga de esa región, que aún no ha tenido a nadie en el puesto. También hay presiones para que se elija a una mujer, después de que todos los secretarios generales hasta el momento hayan sido hombres. Estos son los contendientes que ya se han postulado:

António Guterres

Guterres insta a países "influyentes" a buscar solución política para Siria
Es el candidato de mayor relevancia hasta el momento. Guterres fue primer ministro de Portugal entre 1995 y 2002 y el alto comisionado de la ONU para los Refugiados desde 2005 hasta 2015. En este último puesto fue en muchos momentos la conciencia de Occidente antesu falta de respuesta adecuada a la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.
La agencia que dirigía, ACNUR, está considerada como una de las instituciones más funcionales de Naciones Unidas y se le tiene gran estima. No hay duda de que Guterres tiene mucha experiencia de negociación tanto con la maquinaria de la ONU como con los Estados miembros, y es un portavoz apasionado. Quizá demasiado apasionado para las cinco grandes potencias del Consejo de Seguridad, que pueden tener miedo a su carácter independiente. Su género y su región de origen también juegan en su contra.

Natalia Gherman

La exministra de Exteriores moldava Natalia Gherman aspira a dirigir la ONU
Fue viceprimera ministra y ministra de Exteriores de Moldavia, y embajadora en varias capitales europeas. Su principal implicación en la ONU ha sido ayudar a sacar adelante la agenda de desarrollo, con especial hincapié en los derechos humanos y la igualdad de género. Su carta de candidatura destaca que en 2014 the Guardian la incluyó en su lista de las " siete mujeres a las que seguir en la política internacional que están liderando el cambio en todo el mundo". Las duraderas fricciones entre Moldavia y Rusia por la región escindida de Transnistria pueden hacer que Moscú la bloquee.

Danilo Türk

Es uno de los padres fundadores de la Eslovenia moderna y lideró la campaña por los derechos humanos en los últimos años de Yugoslavia. También ha estado presente en la ONU durante mucho tiempo. En 1985, a sus 33 años, redactó el borrador de la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo. Fue asistente de asuntos políticos del secretario general Kofi Annan, y luego remató su carrera con el cargo muy ceremonioso de presidente esloveno entre 2007 y 2012.

Igor Lukšić

Dimite el ministro de Exteriores montenegrino por su candidatura a la jefatura de la ONU
Lukšić es exprimer ministro y actual ministro de Exteriores de otra república de la antigua Yugoslavia: Montenegro. Tiene menos de 40 años, lo que lo convierte en uno de los contendientes más jóvenes. Pertenece al ala pro-occidental y pro-OTAN de la política de su país, lo que no le granjeará la simpatía de Moscú. Por otro lado, es uno de los candidatos más literarios: ha publicado tres libros de poesía y prosa:  The Book of Laughter The Book of Fear y  The Book of Doubt ( El libro de la risaEl libro del miedo y  El libro de la duda). Los tres vendrían bien para el trabajo de líder de la ONU.

Vesna Pusić

Croacia denuncia en Bruselas que la valla eslovena viola los acuerdos ambientales
Ministra de Exteriores de Croacia y viceprimera ministra, con credenciales democráticas impecables. Montó la primera organización feminista de la antigua Yugoslavia, organizó reuniones de la sociedad civil entre croatas y serbios cuando los dos países estaban en guerra y ha sido una defensora constante de los derechos LGTB en la Croacia post-comunista. Ese activismo y su historial en general pro-occidental pueden ser un problema para Rusia.

Srgjan Kerim

Otro exministro de Exteriores de otra república de la antigua Yugoslavia: Kerim encarna la entrada de Macedonia en la contienda. Su reivindicación de experiencia en la ONU es el periodo en que fue presidente de la Asamblea General, entre 2007 y 2008. También destaca algo entre los demás porque tiene experiencia empresarial práctica, por la gestión de una empresa mediática en Skopje. Además afirma hablar nueve idiomas, aunque cuatro de ellos son muy similares.

Irina Bokova

La directora de la Unesco destaca la apuesta de España por la cultura contra la crisis
La directora general búlgara de la UNESCO es inicialmente una favorita porque cumple muchas condiciones. Es una mujer que ha estado a la cabeza de una gran institución de la ONU durante siete años, tiene relaciones cercanas con Moscú –que puede considerar que será comprensiva con Rusia, teniendo en cuenta que creció en una verdadera casa comunista– y ya ha ganado una especie de primarias búlgaras: ha derrotado por poco a otra contendiente fuerte, la comisaria de la UE y economista Kristalina Georgieva, para hacerse con la candidatura oficial de Sofía.